Poliana es un recorrido impulsado por el anhelo de libertad, con un poco de estrategia, un toque de suerte y un espíritu lúdico que se mantiene aún en las circunstancias más hostiles.
Bajo la guía del maestro Lazcarro, como una suerte de Virgilio, Poliana es el descenso al infierno de uno mismo, ese lugar donde habitan el miedo, la soledad, la incertidumbre, la tristeza, la rabia y la impotencia. Un camino que incluye el trabajo con el cuerpo, los ojos, las manos, acompañado de una nueva conciencia de sí y del otro. Una senda que ha de andarse y desandarse mientras uno se transforma al transformar la materia con la que se juega.